Elon Musk: tres divorcios, dos esposas, siete hijos, 154 cohetes al espacio, 230.000 millones
Hace ya tiempo que Elon Musk es el hombre más rico del mundo. Hoy su fortuna roza los 230.000 millones de euros, una cifra superior al PIB de Portugal. Y eso que antes de que se confirmase la compra de Twitter era 20.000 millones de euros más alta.

Es quizás el número más impresionante –ningún ser humano ha acumulado jamás semejante cifra– de un viaje vital que le ha llevado de Pretoria (Sudáfrica), donde nació hace 51 años, a Texas. Allí divide su tiempo entre Austin, donde vive y tiene su sede Tesla –la marca de coches eléctricos que le ha convertido en cienmilmillonario– y Brownville, a 565 kilómetros, donde tiene su sede y su plataforma de lanzamiento Space X, la empresa con la que quiere conquistar el espacio exterior. Entre ambas sedes es donde se permite uno de sus mayores lujos, con la excusa del trabajo: trayectos cada pocas semanas entre los dos aeropuertos a bordo de su Gulfstream G650, un jet privado de unos 60 millones de euros que, sólo en combustible, se come cerca de 9.000 euros en cada trayecto de 40 minutos.
En el resto de su vida, Musk es bastante más frugal, hasta el punto de que su pareja intermitente, Grimes, confesaba a Vanity Fair que el empresario –con el que ha pasado los últimos tres años, y tiene un hijo natural y una hija de vientre de alquiler– era un poco tacaño a la hora hasta de comprar colchones cuando los viejos se llenaban de agujeros. Sus excéntricos hábitos también se extienden a sus propiedades: “El Bro [como llama Grimes a Elon] no vive como un milmillonario. El Bro incluso vive a veces por debajo de la línea de exclusión social. Hasta el punto en el que tuve que ponerme en plan ¿podemos por favor no vivir en una casa de 35.000 euros muy insegura? ¿Una en la que los vecinos nos graban y no hay seguridad y me tiro ocho días seguidos comiendo mantequilla de cacahuete?”.