UN INFIERNO LLAMADO CARONDELET
Los días en el palacio de Carondelet pasen largos y pesados. A la baja aceptación del presidente Lenin Moreno, que las encuestas más optimistas dicen que está en un 8 por ciento, se suman las disputas internas por espacios poder y hasta por formas de ver la vida.
La pelea que más puede sacudir el frágil andamiaje que sostiene Moreno es la que se empeña en tener la ministra María Paula Romo con el amigo personal del presidente Santiago Cuesta. Y es que a Romo no le cuesta mencionar a Santiago cada vez que se habla del caso reparto de hospitales, por cierto, a ella no le gusta la palabra reparto, lo que le gusta es incluir al consejero presidencial cada vez que se habla del tema.
Romo representa a una facción del gobierno que se nutre también con el portavoz presidencial Juan Sebastián Roldán y el "calificado para los fines pertinentes mi marido" Iván Granda.
Este grupo de halcones se enfrenta con Cuesta, que nunca dejó de ser el consejero de confianza de Moreno.
A este infierno se suma el fuego cruzado que mantiene la vicepresidenta María Alejandra Muñoz, de pública y profunda fe religiosa, con Romo por el tema del Código Orgánico de la Salud. A Muñoz le estorban temas como aborto, anticoncepción y mariguana. Romo, que alguna vez fue defensora de los Derechos Humanos, ve con buenos ojos la iniciativa aprobada por la Asamblea Nacional tras ocho años de debate. Ahora se espera un veto presidencial, Muñoz dice que si el gobierno no ve totalmente esa ley ella se alejara, si esto sucede, se tendrá que buscar al quinto vicepresidente en la era Moreno.
Romo se mantiene firme dice que cuenta con el apoyo del gobierno y que está ahí aunque le molesten, que ella tiene que dar la cara dijo con un aire mezclado entre soberbia cansancio y muestra de poder.
Los días se hacen más lentos en una sede de gobierno rodeado de vallas, alambres de púas y militares, que demuestran el temor de Moreno al rechazo popular,infirno en el que vive hace tiempo, sin posibilidades de escapar.
